ÉTICA EN LA BIOTECNOLOGIA (2024)

La Biotecnología moderna se concibe como una de las mayores esperanzas de futuro para la humanidad, además , será de gran ayuda para la medicina del futuro; del mismo modo, la obtención de células madre capaces de generar tejidos y órganos humanos o la evolución cambiarán sustancialmente la práctica de la medicina regenerativa, de la industria agricola, bastaría hablar de las promesas que la producción de alimentos genéticamente modificados ofrece de cara a la lucha contra la falta de alimentos en algunas partes de nuestro mundo para entender la enorme capacidad que encierra esta disciplina.

Por desgracia, la Biotecnología contiene también una poderosa vertiente negativa que no conviene olvidar, so pena de tener que afrontar terribles consecuencias en un futuro.

Con el fin de conciliar el desarrollo de los avances biotecnológicos, por una parte y la protección del ser humano, los animales y las plantas, por otra, nociones como el balance entre beneficios y riesgos.
Sumado a todo ello, esta obra pretende conseguir un ambicioso fin: la educación, en particular, de los futuros especialistas en diversos campos relacionados con la Biotecnología.

Parece ser que la biotecnología ofrece una posible solución a muchos problemas que afectan a la producción agropecuaria de los países en vías de desarrollo. Por ejemplo, las soluciones derivadas de la biotecnología, para las condiciones adversas bióticas y abióticas que se incorporen al genotipo de las plantas, pueden reducir la utilización de productos agroquímicos y de agua, y promover así un rendimiento sostenible. Lemkow, catedrático de Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona y especialista en Sociología ambiental: «Los avances espectaculares que han experimentado durante las dos últimas décadas la biotecnología en general y la ingeniería genética en particular son responsables, intenso debate público sobre las implicaciones éticas, ambientales, sanitarias, sociales y económicas de las modificaciones realizadas por los científicos en el material genético de microorganismos, plantas y animales».

Ciertamente es un debate que está a la orden del día, cuando son miles de personas las que aún mueren de hambre cada año.

Biotecnología, transgénicos, ingeniería genética, clonación, y un largo etcétera de términos que tienen, entre otras características, unas profundas connotaciones científicas, socioculturales, éticas…

Lemkov, en su artículo «La sociedad ante los riesgos biotecnológicos», afirma que «la biotecnología se asocia en general con la noción de nuevas tecnologías (…) sin embargo, las biotecnologías datan de antiguo y se remontan muy atrás en la historia.


NUESTRO FUTURO POST-HUMANO

En mayo de este 2002, Francis f*ckuyama publicaba un libro dedicado a la biotecnología.En él, el autor deEl fin de la historia, propone que los gobiernos impongan su control sobre las investigaciones y promulguen legislaciones nacionales e internacionales. Para f*ckuyama, «ni la industria ni los científicos deben asumir el control de una revolución que altere el concepto de lo humano y abra el camino más peligroso emprendido por la humanidad». Eso sí, hay que decir que f*ckuyama parte de una visión de la biotecnología como algo diabólico y bendito, y afirma que, junto con la promesa de curar enfermedades o de proporcionar alimentos para erradicar el hambre, la biotecnología abre la puerta a la clonación humana, el diseño de niños, las superdrogas o la creación de híbridos entre humanos y animales.

En 1970, el Premio Nóbel de La Paz Norman Borlaug decía: «Los más grandes males que acechan a nuestra tierra son la ignorancia y la opresión, y no la ciencia, la tecnología o la industria, cuyos instrumentos, cuando se manejan adecuadamente, son herramientas indispensables para salvar la sobrepoblación, el hambre y las enfermedades mundiales»

«Adecuadamente», tal vez ésta puede ser la palabra de la discordia. Joaquim Gascón, médico especializado en medicina tropical y miembro de Medicus Mundi afirma en su artículo «Biotecnología y tercer mundo», que «Hay dos maneras de enfocar el debate sobre la biotecnología. Una es la discusión sobre las técnicas en sí mismas y el impacto que pueden tener sobre los seres vivos incluyendo al hombre; y la otra, es cómo estas técnicas se imbrican en las otras realidades sociales y las impacta». A Gascón le inquieta, dentro del proceso actual de la biotecnología, que ni los mismos científicos que la promueven y trabajan conocen a fondo los caminos que pisan ni los límites.

Un informe encargado por la Comisión Europea, y filtrado a Greenpeace, afirma que todos los agricultores se enfrentarían a un fuerte incremento de costes si los cultivos transgénicos se cultivaran a escala comercial en la Unión Europea. Señala también que la situación sería especialmente crítica en el caso de la producción ecológica de semilla de colza así como en el cultivo convencional de maíz .

Por otra parte, no es posible lograr el desarrollo agropecuario de muchos países, sobre todo, en vías de desarrollo y superar las condiciones de atraso, sin generar tecnologías que continuamente ayuden a mejorar la productividad, y que además estén al alcance de los agricultores y sean sensibles con el medio ambiente.

Un cambio cultural que se promueva desde occidente; ésta es una propuesta en donde se aprenda a vivir con la naturaleza y no en contra de ésta. Ciertamente, se afirma que la biotecnología ofrece muchas posibilidades. Eso sí, es importante cambiar las reglas de juego. Tal y como afirma Gascón, «Hemos de regirnos por unos criterios (económicos, legales, sociales, éticos…) diferentes de los empleados hasta ahora ya que es de temer que la biotecnología aumentará la polarización entre ricos y pobres y la dependencia que estos tendrán de los primeros». Concluye diciendo que si las prioridades de la biotecnología continúan siendo la rentabilidad y las ganancias inmediatas, ésta será otra manera de colonialismo –o globalización– del siglo XXI»

«La biotecnología es la expresión máxima del camino a la evolución», afirma Josep M. Esquirol, filósofo y director del Instituto de Tecnoetica de Barcelona. «Biotecnología es una palabra llena de posibilidades y de riesgos, de esperanzas y de angustias… que nos convierte en autocreadores, es decir, en una especie de dioses».

Como dice la Declaración Universal de la UNESCO (1997), la libertad de

investigación, que es necesaria para el progreso del saber, procede de la lbertad

de pensamiento. Lo mismo que son sagradas la libertad de pensamiento y la

libertad de expresión, también lo es la libertad de investigación.

Cuando se oye decir que la ciencia es imparable se puede hacer una doble

lectura: que el progreso científico es continuo, con lo cual todos estamos de

acuerdo, o que los científicos no están dispuestos a parar, lo cual implica sin duda

posibles problemas éticos.

Ante esta situación se pueden adoptar distintas posturas: hay quien dice

que “no se pueden poner puertas al campo” y que “lo que se pueda hacer, se

hará”. Otros, en cambio, se plantean que “no todo lo que es técnicamente posible

es éticamente deseable” y que “el fin no justifica los medios”.

La Declaración Universal de la UNESCO recomienda a

todos los Estados la creación, en los distintos niveles apropiados, de Comités de

Bioética independientes, pluridisciplinarios y pluralistas que puedan valorar las

cuestiones éticas, jurídicas y sociales que las nuevas investigaciones científicas y

sus aplicaciones plantean. Es urgente dar paso a los Comités de Bioética, a todos

los niveles: institucional, nacional o internacional.

La deliberación en el seno de los comités

implica la realización de un ejercicio de doble contabilidad: analizar los pros y los

contras, las razones a favor y en contra, de realizar la investigación (acción) y de

no realizar la investigación (omisión). En la “ética de la no investigación” (J.

Testart) habrá que sopesar las consecuencias de tal decisión ante nuestras

obligaciones hacia las generaciones futuras. En cualquier caso, en las relaciones Ciencia-Ética, debemos tener presente

tres perspectivas:

• Ética del diálogo: la deliberación

• Ética de la responsabilidad

• Ética de mínimos y de máximos: Deberes perfectos y deberes imperfectos

La Declaración Universal de la UNESCO sobre el Genoma Humano y los

Derechos Humanos y el Convenio Europeo de Bioética sobre los Derechos

Humanos y la Biomedicina, constituyen un claros exponentes de la

preocupación mundial sobre el poder de la utilización de las técnicas genéticas en

la investigación biomédica y sus aplicaciones.

En relación con la Terapia Génica, pero extensible también a cualquier otra

técnica de manipulación genética humana, es pertinente recordar aquí las

palabras proféticas que en 1967, escribiera

el premio Nobel Marshall W. Nirenberg:

“… el hombre puede ser capaz de programar sus propias células con

información sintética mucho antes de que pueda valorar adecuadamente

las consecuencias a largo plazo de tales alteraciones, mucho antes de

que sea capaz de formular metas y mucho antes de que pueda resolver

los problemas éticos y morales que surgirán. Cuando el hombre llegue a

ser capaz de dar instrucciones a sus propias células deberá contenerse

de hacerlo hasta que tenga la clarividencia suficiente para usar su

conocimiento en beneficio de la humanidad.”

La biotecnología brinda un gran potencial para la seguridad alimentaria,dice el informe recién publicado del nuevo grupo especial de la Organización de Comida y Agricultura sobre ética en la esfera de la alimentación y la agricultura. Pero debido a los riesgos y la incertidumbre respecto a los efectos de los organismos genéticamente modificados en la salud y el medio ambiente, los países deberían introducirlos con precaución. «Debe hacerse todo lo posible por evitar riesgos», dice en el informe.

La biotecnología ofrece muchas opciones a la producción de organismos modificados geneticamente, afirma el Cuadro de Expertos Eminentes sobre la Ética en la alimentación y la agricultura. Estas opciones deben elegirse cuando los organismos presentan riesgos considerables.

El grupo señala que hoy en día están comercializando la biotecnología, comprendidos los OGM, sobre todo grandes empresas que, comprensiblemente, pretenden obtener los máximos beneficios. «Este es uno de los motivos por los cuales los sectores más pobres y vulnerables no se han beneficiado de la ingeniería genética y es poco probable que lo hagan a menos que se tomen importantes medidas», añade el informe.

El grupo pide a la Organización de Comida y Agricultura dar apoyo a los países en desarrollo para incrementar la investigación en materia de biotecnología socialmente útil e inocua para el medio ambiente, que comprenda, cuando proceda, la posible creación de ciertos OGM.

La FAO también debería hacer énfasis en la importancia de invertir recursos públicos en investigación agrícola -dice el Cuadro- y alentar la formación de instituciones de investigación en los países en desarrollo. Los integrantes del grupo pidieron a la Organización de Comida y Agricultura alentar a los países ricos a cumplir con su compromiso de incrementar la ayuda para el desarrollo al 0.7% de su PNB.

El Director General de la Organización de Comida y Agricultura, Dr. Jacques Diouf, estableció el Cuadro de Expertos en 2000 para que asesore a la Organización de Comida y Agricultura en cuestiones éticas decisivas de la esfera de la alimentación y la agricultura, y ayude a crear conciencia entre el público sobre consideraciones éticas. Los ocho integrantes del grupo son de diversas nacionalidades y de distintos campos profesionales, desde los derechos humanos hasta la génetica y el derecho. (Si desea informarse de los antecedentes y ver las fotografías de los ocho integrantes del Cuadro).

El informe fue producto de la reunión de tres días celebrada en Roma a fines de 2000. Entre los temas discutidos estuvieron las cuestiones éticas básicas, que comprenden el derecho a los alimentos, la globalización, los derechos de los agricultores y algunos asuntos ambientales.

El Dr. Diouf describe el informe como «a la vez mesurado y estimulante», pero recalca que las declaraciones y conclusiones son de los integrantes del Cuadro y no necesariamente de la Organización de Comida y Agricultura y sus miembros. Añade: «los temas destacados serán una importante contribución a la deliberación internacional y a la apreciación del público de las importantes cuestiones mundiales implícitas».

Respecto a los OGM, señala: «Como todas las nuevas tecnologías, son instrumentos que se pueden utilizar para bien o para mal, en la misma forma en que se pueden gestionar para beneficio de los más necesitados o desviarse para ventaja de grupos específicos».

La FAO y la ética

La creación de este Cuadro refleja el enfoque cada vez mayor de la Organización de Comida y Agricultura en las dimensiones éticas de los alimentos y la agricultura.

«El programa ético de la Organización de Comida y Agricultura es un sector prioritario para la acción interdisciplinaria en todas nuestras dependencias técnicas», explica Margret Vidar, Secretaría del Cuadro.

En fecha reciente la Organización de Comida y Agricultura estableció un comité interno sobre ética en la alimentación y la agricultura, a fin de ofrecer orientación y determinar el alcance de las cuestiones éticas pertinentes. El informe y las recomendaciones del grupo son importantes instrumentos en esta labor.

«La Organización de Comida y Agricultura ahora se ocupa de la ética en forma más sistemática y hace más visible las dimensiones éticas de sus actividades en los distintos campos técnicos, desde la protección vegetal a la seguridad alimentaria, en forma interdisciplinaria», explica Vidar.

Los primeros títulos de una nueva serie dedicada a la ética en la alimentación y la agricultura, estos informes se elaboraron a partir de los documentos de trabajo de la primera reunión del Cuadro.

El Cuadro está en funciones durante cuatro años, su próxima reunión es a principios de 2002. Hasta entonces, los integrantes seguirán en comunicación para discutir las cuestiones que se vayan presentando. Algunos han ofrecido elaborar documentos de trabajo sobre temas como las implicaciones éticas de los derechos de propiedad intelectual, la investigación en biotecnología y las instituciones de desarrollo en los países en desarrollo, y el aprovechamiento de las nuevas tecnologías para las necesidades locales.

¿Qué es la biotecnología y cuáles son sus riesgos?

–Ballesteros: La novedad de la biotecnología en relación con la tecnología anterior radica en la realidad que manipula, que ya no es la naturaleza inanimada sino la vida, especialmente a través de la ingeniería genética.

La biotecnología está ya dando resultados espléndidos en la medicina regenerativa, a través de la restauración de órganos o tejidos del organismo humano mediante el recurso a los transplantes de células madre del propio paciente, procedentes de la médula o de otras partes del cuerpo. Esto no plantea ningún problema ético y puede constituir la base de la medicina del futuro.

Los riesgos éticos de la biotecnología van unidos al dualismo, que desprecia el cuerpo humano como si fuera un simple objeto y no tuviera carácter personal; al voluntarismo tecnocrático que cree lícito hacer todo lo es técnicamente posible, y por tanto permite la manipulabidad total de la vida humana y al utilitarismo, que propugna la utilización de los embriones humanos como simples objetos al servicio de la medicina regenerativa, lo que, además de su inmoralidad, hasta ahora no ha dado ni un solo resultado positivo.

–¿No es muy fuerte hablar de nuestra época como «posthumanismo»?


–Ballesteros: Desgraciadamente en la actualidad los aspectos de esta tendencia parecen ir en aumento.

En primer lugar la pérdida de la especificidad del ser humano, como alguien radicalmente distinto del animal y de la máquina.

En relación con el animal, por la creencia de que lo humano, como todo lo vivo, se reduciría exclusivamente a información genética, olvidando la importancia del ambiente y mucho más la del espíritu.

En relación con la máquina, por considerar que la información del cerebro humano puede llegar a ser superada por los avances de la informática.

En segundo lugar, se piensa que cabe superar las limitaciones del cuerpo humano, al que se consideraría anticuado mediante la manipulacion genética y a través de la creación del «cyborg», el híbrido hombre-máquina.

Se llega as a creer ingenuamente que puede ser superada la misma muerte mediante la copia de la información del cerebro humano en un ordenador.

–¿En que derechos humanos repercute más esta mentalidad biotecnológica posthumanista?


–Ballesteros: La mentalidad posthumanista desprecia especialmente los aspectos más vulnerables de la condición humana, por ello niega la condición de personas y de sujetos de derechos a embriones, fetos, enfermos incurables.

Por otro lado, al pretender ir más allá de lo humano propicia que los gastos sanitarios sean destinados prioritariamente a la investigación genética, y biotecnológica, que por el momento puede beneficiar sólo a los más ricos, mientras que olvida la atención a las condiciones de salubridad y asistencia médica y sanitaria del sector más pobre de la población.

Se niega así el derecho a la vida y la protección de la salud a una buena parte de la humanidad.

–¿Qué mecanismos hay para custodiar a la persona humana en la era tecnológica?


–Ballesteros: El principal mecanismo para defender al ser humano es el derecho. Pero para ello es necesario que éste no se conciba sin más como el resultado de la voluntad de la mayoría, ya que ésta puede actuar en contra de la universalidad de los derechos, como ya ocurrió con el régimen nacionalsocialista. El derecho debe verse como exigencia de respeto incondicionado a todo ser humano ya que su dignidad es la misma en todos pero se manifiesta especialmente en situaciones de desamparo o indefensión.

Las cuestiones éticas de la biotecnología

Una definición operativa de biotecnología incluiría la detección, síntesis, producción y comercialización de productos biológicos relacionados con organismos vivos, así como el conocimiento y las técnicas(know-how)relacionadas con los procesos descritos y sus aplicaciones sanitarias y no sanitarias. Esta interacción entre conocimiento científico, técnica y aplicaciones genera múltiples cuestiones sobre las incertidumbres asociadas a las implicaciones éticas, económicas y legales de la biotecnología. Estas cuestiones pueden dividirse, de forma arbitraria, en cuatro áreas temáticas específicas:1)las posibilidades de la ciencia y sus límites,2)las necesidades de la población,3)la regulación de las transacciones de información y conocimiento y4)las fronteras de la comercialización de los productos. No cabe ninguna duda de que gran parte del debate en torno a las implicaciones sociales de la biotecnología viene generado por la celeridad de los avances del conocimiento científico. El hecho de que la ciencia, como tal, no encuentre, más allá de la imaginación investigadora, ningún tipo de límites a su crecimiento y desarrollo supone que los avances generados por el crecimiento del conocimiento científico superen en la actualidad la capacidad de aceptación de los seres humanos y de la sociedad actual. De esta forma, las posibilidades generadas por el avance de la ciencia se anticipan en el tiempo a la capacidad de respuesta de la sociedad ante los diferentes dilemas éticos y sociales planteados. En otras palabras, las posibilidades de la ciencia podrían estar excediendo la capacidad de la sociedad para asumir y responder adecuadamente a este progreso científico.

Una segunda cuestión a plantear gira en torno a la idoneidad de estos avances científicos para responder a las necesidades de salud de la población. Las expectativas creadas en la comunidad científica y en la opinión pública respecto a las posibilidades de la biotecnología suponen la generación de nuevas necesidades más que la solución de las ya existentes. Es el clásico fenómeno económico de oferta genera demanda o, en otras palabras y en este caso específico, posible solución genera deseo y necesidad. No se plantea la necesidad, aunque sí la ilusión, de la clonación de seres vivos o de la selección embrionaria del sexo hasta que se plantea técnicamente el hecho de que esas posibilidades se pueden llevar a cabo. En este sentido, la necesidad se produce cuando la imaginación investigadora se convierte en posibilidad o realidad. A pesar de ello, una jerarquización de las necesidades sanitarias actuales de nuestra sociedad según criterios utilitaristas posiblemente descartaría de las primeras posiciones las aplicaciones de la biotecnología mediante la siguiente pregunta: ¿para qué generar nuevas posibilidades si el discurso de la escasez de recursos justifica las dificultades y, a veces, la incapacidad para atender necesidades actuales? Una tercera cuestión a debatir está relacionada con la necesidad de regular, que no de controlar, las transacciones derivadas de los nuevos avances científicos. De esta forma, resulta difícil responder a preguntas relacionadas con la definición de los límites éticos a la imaginación investigadora, las fronteras y conflictos morales planteados por estos avances, la necesidad de compartir y de comunicar los resultados de las investigaciones en curso, la transferencia del conocimiento a aplicaciones prácticas en beneficio directo de los pacientes y la gestión de las expectativas que se generan en la población a través de los medios de comunicación de masas. La creciente especialización del conocimiento científico sitúa el control del mismo en manos de una élite investigadora que no tiene porqué orientar su trabajo al servicio de la voluntad social o de acuerdo con los valores sociales más prevalentes. Es obvio que la profesión investigadora se mueve dentro de unos principios deontológicos usualmente bien establecidos, lo que no la exime, al igual que en cualquier otra profesión, de la presencia de conflictos de intereses latentes asociados a la visión unidisciplinaria de los fenómenos sociales, a la creación de valores propios de grupo y a la competencia existente entre los grupos de investigación.

La última cuestión a considerar se halla relacionada con la comercialización de los avances científicos procedentes de la investigación en biotecnología, tanto en lo que atañe a los conocimientos producidos como a las técnicas y a las aplicaciones derivadas. No hay duda alguna que detrás de todos estos avances científicos existe también una posibilidad real de negocio. Un seguimiento de la evolución de las cotizaciones en Bolsa de las acciones de las pequeñas compañías de biotecnología estadounidenses, sobre todo cuando éstas anticipan la posibilidad de producir algún producto estrella, permite valorar la capacidad potencial de negocio generada por las mismas estos últimos años. Además de la revalorización de los activos de las compañías y de la compra de algunas de las mismas por las multinacionales farmacéuticas, la creación de parques temáticos de empresas y centros universitarios de biotecnología son un indicativo de las perspectivas de negocio generadas por la investigación en biotecnología. Un ejemplo de esta realidad se puede percibir en el Estado estadounidense de Massachusetts, donde la biotecnología era en el año 1992 la segunda industria, medida en volumen de negocio, detrás de la educación. Un ejemplo actual relacionado con la investigación en biotecnología que permite estudiar estas cuestiones éticas, así como las implicaciones económicas y sociales asociadas, es el Proyecto Genoma Humano. El objeto de este trabajo es utilizar este proyecto como caso-estudio modelo para reflexionar sobre las implicaciones éticas y sociales de la biotecnología.

Cuestiones éticas de la manipulación genética de animales

La manipulación genética de animales y microorganismos hasta ahora consistía en añadir genes humanos para obtener los productos proteicos en cantidades elevadas con poco costo (insulina, factores de la coagulación). En la plantas se han usado estas técnicas con los mismos fines y además se han conseguido cultivos más rentables porque crecen más, se hacen resistentes a plagas o a heladas, aparte de otras múltiples ventajas.

En cuanto a la manipulación genética de las plantas, las cuestiones éticas vienen a posteriori. Estas cuestiones éticas se refieren al hecho de informar o no al consumidor de que se trata de productos manipulados genéticamente. Además son desconocidos los efectos que tendrán estos alimentos en el ser humano ya que se trata de especies nuevas, no surgidas naturalmente sino inventadas por el hombre.

Con los animales ocurre algo parecido. Se añade un nuevo problema y es que como se tiende a conseguir lo mejor de cada especie y los máximos beneficios, se tiende a uniformar las especies, tanto animales como vegetales, con los posibles efectos que esto pueda tener en el futuro. Durante todos los tiempos, las especies animales y vegetales han tendido a la evolución y a la diversidad. Por esto, los posibles efectos que pueda tener una tendencia a la uniformidad genética son desconocidos y temidos.

Además, con la manipulación genética de estos seres vivos se crean nuevas especies. En el caso de los microorganismos se podrían estar construyendo nuevos patógenos y con ello nuevas enfermedades. Con esto, los beneficios que traen las nuevas tecnologías genéticas quedan anulados.

Una variante de la recombinación genética es la transgénesis. Con esta metodología es viable la intervención en el patrimonio genético de un ser con adición de nuevos genes y alteración por tanto, de sus características. Hoy día se consigue en unos pocos meses lo que la naturaleza hubiera tardado siglos o milenios en producir: nuevas especies animales. Con la transgénesis, se rompe totalmente la barrera natural entre las especies, y es teóricamente factible insertar genes en casos que es imposible que se den en la naturaleza la cual tiende a preservar la diferencia entre las especies y ni siquiera facilita el nacimiento de híbridos.

Es preciso percatarse de que esta clase de experimentación está aún en sus comienzos, lo que no quiere decir que se conozcan ya sus indudables inconvenientes morales. El tema es controvertido y la consiguiente polémica inevitable. Es de notar la doble lógica que está llevando a la sociedad moderna por nuevos derroteros en el campo genético: de una parte, la lógica del sentimiento que hace del deseo un absoluto; de otra, la lógica de la técnica, que no renuncia a algo factible. Durante millones de años la vida humana ha sido concebida en la cálida oscuridad del seno materno, ahora es conseguida a la fría luz de aparatos mecánicos. Tiende a imperar la idea de que lo realizable técnicamente lo es también moralmente; con lo que, si no se tiene una visión unitaria, es obvio que la ciencia se constituye en criterio ético de sí misma.

La transgénesis debería considerarse éticamente ilícita debido a que supone una grave transgresión contra la naturaleza. Además no se postulan grandes beneficios ni a corto ni a largo plazo, salvo la mera curiosidad de ver como se comporta la naturaleza en estos casos.

La aplicación de las técnicas de clonación a la ganadería y su posible aplicación al hombre, en un futuro relativamente próximo, tras un periodo suficiente de experimentación (el Dr. Wilmut estima que se podrían obtener progresos significativos tras un par de años de investigación), ha levantado comentarios, muchos de ellos críticos. En el caso de la aplicación a los animales, las mayores críticas se han dirigido contra la disminución de la biodiversidad de las especies clonadas: puede que se obtuviera una cabaña especialmente buena por lo que respecta a sus cualidades de producción de carne, leche, etc. Pero sería a costa de tener una población muy hom*ogénea, que podría sucumbir completamente ante una epidemia, pues ésta afectaría por igual a todos los ejemplares. Sin embargo, también hay que reconocer que dicha aplicación resulta bastante problemática desde el punto de vista comercial: implica la manipulación de embriones y, por consiguiente menor supervivencia de éstos que en las técnicas de fecundación in vitro ya realizadas en el ganado. Estas últimas apenas se emplean por su escaso éxito, la necesidad de realizarla en vacas jóvenes y sólo en primera preñez. Cabe, por tanto, prever muy serias dificultades antes de que la técnica llegue a ser comercialmente viable para la mejora de la producción ganadera.

Cuestión muy distinta es su aplicación para clonar animales muy especiales, concretamente, los manipulados genéticamente de modo que produzcan en su leche algunos productos extraños a ella, pero de gran utilidad en terapéutica humana. Así, existen actualmente ovejas y cabras que producen factor VIII y otros productos de interés terapéutico en su leche. Como conseguir un animal transgénico que segregue un determinado producto en la leche es bastante difícil, la nueva técnica de clonación evitaría tener que repetir la manipulación genética: bastaría clonar algunas de sus células para tener una fuente inagotable, sin por ello someter al animal a un trato inhumano. En esta misma línea cabría incluir las investigaciones actualmente en curso para obtener animales transgénicos como donantes de órganos para transplante al hombre: aunque todavía bastante discutible en cuanto a su aplicación práctica, es una línea de investigación prometedora, que sólo podría dar resultados a gran escala con la incorporación de técnicas de clonación de los animales transgénicos obtenidos. Otra aplicación sería la clonación de animales en los que se diera un modelo adecuado de alguna enfermedad humana, de modo que se pudieran ensayar diversos tratamientos de modo controlado, cuestión que resulta actualmente casi imposible. Igualmente, se podría reducir el número de animales de experimentación al disponer de ejemplares exactamente iguales en los que ensayar los diversos procedimientos alternativos.

Los animales pueden ser tratados genéticamente para mejorar la ganancia de peso, crear animales que crezcan más rápido, mejorar la resistencia a enfermedades e incrementar la fertilidad. La ingeniería genética sobre el ganado se espera que tenga una gran efecto sobre la agricultura, pero plantea dudas éticas acerca del bienestar de los animales y de la seguridad. Los problemas de bienestar se pueden alcanzar por manipulación del tamaño corporal, forma o capacidad reproductiva mediante la crianza, la nutrición, la terapia hormonal o la inserción de genes, en vía a incrementar el riesgo en el deterioro, las enfermedades metabólicas, problemas esqueléticos o ginecológicos, mortalidad perinatal o trastornos mentales. Todos los trabajos deben ser sometidos a un análisis en el que se comparen los beneficios con el sufrimiento del animal. En la práctica es difícil poder medir el bienestar tanto humano como animal. Por esto, es necesario tener un buen asesoramiento sobre las consecuencias de la expresión de transgenes y establecer unos criterios que permitan asegurar el bienestar de los animales.

Cuestiones éticas de la manipulación genética de seres humanos

Actuaciones sobre el Genoma Humano

«Una investigación, un tratamiento o un diagnóstico en relación con el genoma de un individuo, sólo podrá efectuarse previa evaluación rigurosa de los riesgos y las ventajas que entraña y de conformidad con cualquier otra exigencia de la legislación nacional»(Declaración Universal sobre el Genoma y Derechos Humanos, artículo 4a).

El objeto del análisis genético, es decir la investigación del genoma, representa un hecho claramente positivo. Como en cualquier otra ciencia, de este modo se obtienen nuevos conocimientos. Sin embargo, en algunos casos, un análisis genético puede tener como objetivo un tratamiento que como consecuencia del diagnóstico obtenido puede conducir al aborto. Por esto para determinar la licitud de estas actuaciones hay que preguntarse cuál es el fin de las mismas.

Los análisis prenatales sirven para determinar si un embrión lleva o no una tara genética en familias en las que los padres son susceptibles de transmitir a su hijo cualquier defecto genético. El estudio puede prevenir futuras actuaciones terapéuticas, en este caso es éticamente lícito, porque se busca un fin terapéutico en el análisis.

Ahora bien, los diagnósticos prenatales no siempre se usan con esta finalidad. En la mayoría de los casos se hacen análisis genéticos para decidir sobre si se aborta o no. En estos casos el diagnóstico genético prenatal se pervierte y por tanto es éticamente inadmisible. Si se reconoce la intención de abortar, en caso de diagnosticar la posible existencia de un gen defectuoso, el análisis genético no es admisible porque sería una indicación confirmatoria para una decisión tomada de antemano. Existen diferentes argumentos que tratan de justificar la interrupción del embarazo por motivos eugenésicos. Tal es el caso de la tesis que sostiene que el nacimiento de niños minusválidos sería irresponsable. Otras afirmaciones sostienen que los niños con taras no se incluyen dentro de los niños deseados. Todas estas justificaciones y otras similares son inaceptables ya que ignoran totalmente el respeto a la dignidad de cada ser humano.

Cabe señalar que la mayoría de los estudios de diagnóstico prenatal se realizan con el fin de decidir sobre la continuidad o no del embarazo. Por esto se utilizan técnicas que tienen que actuar antes de que acabe el período de «aborto legal», que es justo el período de mayor riesgo para el embrión. Por lo que, además de la ilicitud que lleva implícita esta actuación, se añade el hecho del posible peligro que suponen estas técnicas para el correcto desarrollo del embrión.

La Declaración Universal sobre el Genoma y Derechos Humanos, en el artículo 10 dice que: «Ninguna investigación relativa al genoma humano ni sus aplicaciones, en particular en las esferas de la biología, la genética y la medicina, podrán prevalecer sobre el respeto de los derechos humanos, de las libertades fundamentales y de la dignidad humana de los individuos o, si procede, de los grupos humanos«. Con esto se ratifica la ilicitud de las actuaciones eugenésicas.

En las personas adultas los análisis del genoma también se usan para el diagnóstico de enfermedades que se desarrollan a edades avanzadas como cánceres o Corea de Huntington, permitiendo determinar el riesgo de esa persona a padecerlas. Con esto se puede intervenir terapéuticamente a tiempo (en los casos que sea factible). Pero éste no es el único fin de estos estudios. Últimamente se están usando mucho como método de discriminación, hecho que aparte de ilegal, moralmente es inaceptable.

Últimamente, muchas compañías de seguros están haciendo análisis genómicos de los peticionarios de seguros de vida. Con este fin buscan el mayor beneficio al discriminar (excluyéndolos o con tasas abusivas), a los que parece que tienen alguna mayor predisposición a enfermedades graves o a muertes prematuras, según los conocimientos hasta el momento. Una vez más se vuelve a atentar contra la igualdad humana.

A este respecto, la Declaración Universal sobre el Genoma y los Derechos Humanos dice que: «Nadie podrá ser objeto de discriminaciones fundadas en sus características genéticas, cuyo objeto o efecto sería atentar contra sus derechos y libertades fundamentales y el reconocimiento de su dignidad» (art. 6). Además, el Convenio para la protección de los Derechos Humanos y la dignidad del ser humano con respecto a las aplicaciones de la Biología y la Medicina, en el artículo 11 indica que se prohíbe toda forma de discriminación de una persona a causa de su patrimonio genético.

Aparte de esto, se plantean dilemas sobre si una persona debiera conocer o no que va a tener una enfermedad, sobre todo si es grave, por las posibles trastornos psíquicos que esto pudiera originar.

ÉTICA EN LA BIOTECNOLOGIA (2024)
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Author: Virgilio Hermann JD

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