El coqueteo es un elemento fundamental en el repertorio del comportamiento sexual, una forma consagrada para mostrar interés y atracción, por no hablar de la percepción mutua. Es una especie de lenguaje silencioso hablado por hombres y mujeres de todo el mundo.
Las formas en que las personas comunican el interés están tan profundamente arraigadas en la naturaleza humana que las señales son entendidas automáticamente por todos. Todos los humanos vienen equipados con el lenguaje del coqueteo, desde formas de mirar hasta movimientos como lamerse los labios, para cumplir con el comando más básico de la naturaleza: encontrar un buen compañero y multiplicarse.
El coqueteo no es una actividad trivial; requiere muchas habilidades: intelecto, lenguaje corporal, creatividad, empatía. En su mejor momento, el coqueteo puede ser un gran arte, si el coqueteador está compitiendo por un alma gemela, la manipulación de un cliente potencial, o simplemente ser juguetón.
El proceso de coqueteo permite mostrarle interés a otro en pequeños incrementos, lo que es especialmente atractivo para una pareja y les permite a ambas partes medir el nivel de interés del otro. El coqueteo es impulsado por las emociones y el instinto en lugar del pensamiento lógico. Sin embargo, hay información profunda transmitida en el coqueteo: los gestos y movimientos utilizados en el coqueteo proporcionan pistas confiables sobre la salud biológica y psicológica de una persona.