Boskov, a la derecha, al lado de Fernández Trigo BLANCO
El exentrenador serbio falleció en Génova, donde triunfó con la Sampdoria
28 abr 2014 . Actualizado a las 00:44 h.
Vujadin Boskov, que fue, entre otros, entrenador del Real Madrid y el Sampdoria italiano, ha fallecido a los 82 años en la ciudad italiana de Génova, según confirmó la web del club serbio Vojvodina de Novi Sad, donde comenzó y desarrolló la mayor parte de su trayectoria como futbolista.
Boskov, que nació 16 de mayo de 1931 en Begec, cerca de Novi Sad, entrenó entre 1979 y 1982 al Real Madrid, club con el que consiguió una Liga y dos Copas del Rey. Como jugador fue subcampeón olímpico en Helsinki en 1952.
También fue entrenador en España del Zaragoza y el Sporting de Gijón, y seleccionador de Yugoslavia en dos etapas. Asimismo, dirigió al Feyenoord holandés, el Roma y el Nápoles italiano y el Servette Suizo. Su mayor éxito lo logró al frente de la Sampdoria, al que condujo al título de la Recopa de Europa en 1989 y luego a la final de la Copa de Europa de 1992, la que ganó el Barça de Cruyff. La Ciudad Deportiva del Vojvodina lleva el nombre de Vujadin Boskov y allí se oficiará el martes un funeral.
Boskov, quien como jugador disputó los Mundiales del 54 y el 58 y formó en la selección europea que se enfrentó a Gran Bretaña para celebrar el centenario del fútbol, se forjó en los banquillos un brillante palmarés. Pero además de por su currículum, Boskov pasa a la historia del fútbol por sus frases. «Lo fundamental es ganar y se acabó», «Mejor perder un partido por 9 goles que seis por 1-0», pero sobre todo una sentencia, tan obvia como cierta: «Fútbol es fútbol», utilizada por primera vez en 1979 tras un partido con el Zaragoza. La lógica aplastante de Boskov se plasmaría también en frases como «Penalti es cuando lo pita el árbitro» o «Si ganamos seremos triunfadores, si perdemos seremos unos perdedores».
«El fútbol es imprevisible porque todos los partidos empiezan cero a cero», decía Boskov. «Ganar es mejor que empatar y empatar mejor que perder», recordaba a sus jugadores y «Punto es punto», enfatizaba una y otra vez. En sus animadas conversaciones con los periodistas de entonces, siempre concluía que «el fútbol engancha porque es simple y es bello porque es sencillo». «Cuanto más lo complicas, empeora».
«Con él fuimos a jugar una final de Copa de Europa ante el Liverpool. Una clarísima ocasión fallada por Camacho y un fallo en defensa de García Cortés, nos hicieron perder. Nunca dejaba que nadie se hundiera. Era un experto en levantar la moral. Llegaba al vestuario con los jugadores desilusionados y en un par de minutos no sé qué les decía que parecían los campeones», recordaba durante la Eurocopa del 200 (cuando Boskov dirigió a Yugoslavia) Manuel Fernández Trigo, exgerente del Real Madrid.
