Lo que perdemos si perdemos a las ranas: el valor de los anfibios - Este País (2024)

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En mi casa vive Valentino, que hasido mi mascota los últimos cinco años. A partir de él, mi pasión por losanfibios ha crecido y mi interés como biólogo me ha llevado investigar mássobre estas criaturas. Así fue que supe que estamos en riesgo de perderlos, yaque en las últimas décadas sus poblaciones han decrecido por culpa de laintervención humana.

Aunque a veces resulten extraños a lavista (y al tacto), los anfibios no dejan de ser seres sorprendentes, desde losanuros —que abarcan todas lasranas y sapos—, los caudados —salamandras y ajolotes— y los llamados cecilias, —muchas vecesconfundidos con lombrices—; todos ellos comparten la característica de teneruna piel húmeda y vascularizada con la cual pueden respirar, además de ponersus huevos sin ninguna cáscara protectora (como sí tienen loshuevos de las aves o las serpientes), lo que los obliga a mantenerse enambientes húmedos. Además, todos los anfibios, por lo menos en su vida adulta,son cazadores al acecho de un sinfín de bichos, incluyendo también aquellos queson malos para nuestra salud y para nuestras plantas de jardín, como losmosquitos y las chinches que transmiten enfermedades, trabajando como controladoresde plagas y beneficiando la salud de los ecosistemas.

A pesar de que estos animales hanpisado la tierra desde antes que los reptiles o los mamíferos, en las últimasdécadas sus poblaciones han decrecido: se estima que el 50% de las especies seencuentran amenazadas, siendo el grupo más vulnerable de los animalesvertebrados. En un estudio realizado por Houlahan y sus colaboradores en el2000, se evaluaron 936 poblaciones de anfibios alrededor del mundo y, enpromedio, durante los años 1960-1966, estas poblaciones decrecieron 15% por año;de 1997 en adelante, 2% por año. Esto es preocupante, porque la disminución de laspoblaciones fue continua y los científicos sugieren que siguen en declive. Dehecho, 61 de ellas desaparecieron completamente (o sea, se extinguieron) durantelos años estudiados.

Para México debe ser alarmante, yaque nuestro país es el quinto con mayor diversidad de anfibios en el mundo y elsegundo en número de especies de caudados. De hecho, posee un poco más del 5%de toda la diversidad de estas criaturas, con aproximadamente 376 especies, delas cuales, el 67% son endémicas a nuestro país. Y, en cuanto a los caudados,México posee más del 20% de riqueza, con 137 especies, de las cuales más del81% son endémicas. Así que la desaparición de sus poblaciones mexicanassignificaría su extinción en el mundo.

La principal amenaza que enfrentan losanfibios es la destrucción de sus hábitats ya que el crecimiento urbano,la tala desmedida, la extensión de campos agrícolas y ganaderos, hancontribuido a la pérdida de sus ecosistemas. Esto también ha sucedido en México,uno de los países con mayor violencia hacia los defensores yactivistas del medio ambiente. Con la destrucción del hábitat, losanfibios competirán por espacio, refugio y comida, provocando la muerte devarios individuos en su lucha por la supervivencia, lo que afecta aún más elfrágil equilibrio del ambiente.

Otrasamenazas

Perder sus hogares no es la única preocupaciónde los anfibios. Hay otra amenaza en su horizonte: la quitridiomicosis. Esta enfermedad hacontribuido a mermar sus poblaciones y se ha extendido alrededor de todo elmundo.

Estamos hablando de una enfermedadprovocada por el hongo Batrachochytrium dendrobatidis, mejor conocidocomo Bd. ¿Cómo afecta a los anfibios, siempre húmedos y de piel suave?Recordemos que los anfibios (como Valentino) respiran a través de la pielcuando está húmeda, además, hay algunas especies que viven debajo del agua y seayudan con branquias, como los ajolotes (y que cuando están fuera del aguarespiran por los pulmones). El hongo Bd les provoca la muerte por elendurecimiento de la piel —por hiperqueratinización—, impidiendo el intercambiogaseoso y provocando asfixia en los individuos. Además, se les forman úlceras, loque ocasiona la pérdida de fluidos y facilita la entrada de otros patógenos.

El impacto de esta enfermedad y supropagación se ha facilitado por diversos factores, entre los cuales la doctoraen ciencias Cinthya Mendoza Almeralla y sus colaboradores destacan dos:

1) El cambio climático, ya queel aumento de la temperatura ha facilitado la reproducción de Bd, en especialen aquellos ecosistemas que en el pasado eran más fríos. Además, con el aumentodel calor, algunos ecosistemas han sufrido mayores sequías, obligando a losanfibios a aglutinarse en refugios, facilitando el contagio de unos a otros.

2) Otro factor crucial ha sido la introducciónde especies exóticas portadoras de Bd, en especial aquellas que sonasintomáticas; los individuos pueden ser resistentes, pero continúan infectandoa otros. Aquí destacan tres especies portadoras que suelen ser asintomáticas:

  • La rana toro (Lithobathes catesbeianus), originaria denorteamérica. Fue introducida en diversos países como alimento por sus ancas, incluyendoMéxico. Actualmente presenta poblaciones silvestres por la liberaciónaccidental de las granjas de ranas. Hoy son una especie invasora y el principalportador de Bd en nuestro país y Centroamérica. Además, es una gran competidoraque incluso se alimenta de especies de anfibios nativos de los sitios que halogrado invadir. (CONABIO).
  • El sapo gigante (Rhinella marina). Nativos de América, fueronintroducidos en diversos países, incluyendo Australia, como control biológico paramitigar las plagas en los campos agrícolas en los primeros años de 1900, yterminaron convirtiéndose en la nueva plaga. (AmphibianWeb).
  • Y la rana africana, (Xenopus laevis), especie a la cualpertenece Valentino. Fue distribuida alrededor del mundo desde 1930 para serutilizada en análisis clínicos para pruebas de embarazo —que consistían eninyectarles orina de mujeres y, si estaban embarazadas, las ranas producíanhuevos— y también comercializada como mascota (James et. al., 2009).

En México, la Norma Oficial Mexicanaprotege e incluye en su lista de especies en riesgo a 194 anfibios, lo quecorrespondería aproximadamente al 51% que habitan en nuestro país, de lascuales destacan los caudados con alrededor del 63% y las dos cecilias (Dermophismexicanus y Dermophis oaxacae).

Estos porcentajes son preocupantes yel responsable del declive de varias poblaciones, como dijimos, bien puede serel patógeno Bd, ya que se estima que ingresó a los ecosistemas de México en losaños 70 y 80, posiblemente por la introducción de ranas toro infectadas quelograron escaparse, establecerse en la naturaleza y propagar la enfermedad enlas poblaciones silvestres. De hecho, ya se ha confirmado la presencia de estehongo en al menos 50 especies en México, de las cuales se destacan algunas enpeligro crítico —la categoría más alta que reciben las especies amenazadas anivel mundial por la IUCN (organizacióninternacional que vela por la conservación de la naturaleza),— como: la rana deojos negros (Agalychnis moreletii), elajolote deToluca (Ambystoma granulosum) y la salamandra lengua dehongo (Bolitoglossarufescens), entre otros.

Debemos ser conscientes que lapérdida de biodiversidad en el mundo y en el país no sólo se debe a un factorsino a la interacción de varios, lo que ha provocado el declive de los anfibiosy otros grupos de seres vivos en el mundo. A la lista de los culpables podríamosincluir el uso de pesticidas, herbicidas y otros químicos que, además de elevarla mortalidad de los anfibios, debilitan su sistema inmune, volviéndolos másvulnerables a los patógenos como el Bd (Boone y James, 2009; Bosch, 2003;AmphibiaWeb, 2017).

La urgencia de políticas ambientales y su aplicación es imprescindible, ya que en México no se respetan las leyes que protegen el ambiente, fundamentales para amortiguar los efectos que hemos estado generando. Al mismo tiempo, es necesario ser conscientes de que algunas actividades que nosotros realizamos dañan a las poblaciones locales, desde la liberación de especies exóticas o la captura de ejemplares silvestres para convertirlas en mascotas, hasta matarlos intencionalmente. Al igual que los anfibios, muchos otros organismos se están enfrentando a un declive de sus poblaciones, lo que pone en riesgo el equilibrio ecológico de diversos ecosistemas lo que tarde o temprano nos afectará. Pensemos en el aumento de plagas transmisoras de enfermedades (como el dengue, zika, chikungunya, chagas y otras): la existencia de los anfibios nos protegen de ellas porque los mosquitos son parte de la alimentación natural de estos seres. Nos debe quedar claro que conservar la biodiversidad no sólo es para poder ver a las ranitas saltando (o, para el caso, a cualquier otro ser vivo). Más allá de su valor estético o escénico, garantizan nuestra propia supervivencia en el mundo: de la diversidad obtenemos todo aquello que necesitamos para vivir. EP

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Referencias:

AmphibiaWeb. “About amphibians” AmphibiaWeb, en amphibianweb.org

AmphibiaWeb (2017) “Worldwide Amphibian Declines: What is the scope ofthe problem, what are the causes, and what can be done?”. AmphibianWeb, enamphibianweb.org

Boone M. y S. James (2003). “Interactions of an insecticide, herbicideand naturalstressors in amphibian community mesocosms”. Ecological Applications. 13(3), 829-841.

Bosch J.(2003). “Nuevas enfermedades para los anfibios: enfermedades emergentes. Munibe.16, 56-73

CárdenasL. (2011). En México no se respetan las leyes de protección ambiental. Universidadde Guadalajara, en udg.mx

CONABIO.“Rana toro: Lithobates catesbeianus”. Enciclovida, en enciclovida.mx

HoulahanJ., C. Findley, D. Schmidt, A. Meyer y S. Kuzmin (2000). “Quantitativeevidence for global amphibian population declines”. Nature. 404(6779),752-755.

Fisher M., T. Garner y S. Wlaker (2009). “Global Emergence of Batrachochytriumdendrobatidisand Amphibian Chrytridiomycosis in Space, Time, and Host”. AnnualReview of microbiology. 63, 291-310.

James T., A. Litvintseva, R. Vilgalys, J. Morgan, J. Taylor, M. Fisher,L. Berger, C. Weldon, L. du-Preez y J. Longcore (2009). “Rapid Global Expansiónof the Fungal Disease Chrytridiomycosis into Declining and Healthy AmphibianPopulations”. PLOS Pathogens. 5(5).

Mendoza-AlmerallaC., P. Burrowes y G. Parra-Olea (2015). “La quitridiomicosis en los anfibios deMéxico: una revisión”. Revista Méxicana de Biodiversidad. 86(1),238-248.

Parra OleaG., O. Flores-Villela y C. Mendoza-Almeralla (2014). “Biodiversidad de anfibiosen México”. Revista Mexicana de Biodiversidad. 85(1), 460-466.

PradillaA. (2019). “México, el sexto país más peligroso para defensores del medioambiente; hubo 14 asesinatos en 2018”. Animal político enanimalpolitico.com

SEMARNAT(2010). “Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, Protección ambiental-Especiesnativas de México de flora y fauna silvestres-Categorías de riesgo yespecificaciones para su inclusión, exclusión o cambio-Lista de especies enriesgo”. Diario Oficial de la Federación. Segunda Sección. México.

Vidal J.,A. Martirs y M. Piojan (1999). “Anfibios y Reptiles”. Guías Visuales Océano.Océano. España.

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